La incontinencia urinaria es un síntoma muy frecuente en la mujer sobre todo después de la menopausia. También, puede verse luego de partos vaginales o desgarros.
Se trata de la perdida involuntaria de orina en pequeñas cantidades, ya sea, de manera espontánea o ante esfuerzos como toser, saltar o reírse. Socialmente, es una problemática que causa mucha vergüenza, por eso, si bien es totalmente tratable, muchas mujeres demoran en hacer la consulta médica.
La vejiga se encuentra ubicada en la pelvis por delante de la vagina y el útero , y la uretra atraviesa la capa de músculos que cierran el piso del periné y a diferencia del ano, que tiene un musculo especifico para su continencia, el esfínter , la salida de la vagina y la uretra se encuentran rodeadas por músculos que se separan gentilmente formando un hiato sin llegar a constituir un cierre perfecto , esto es lo que permite que la apertura y distensión de vulva y vagina sean elásticas y flexibles facilitando la penetración y los partos sin dificultades ni riesgos de desagarro.
Pero, al ser una zona de separación muscular, es también una zona de debilidad y resulta vulnerable a los estiramientos, a la falta de tensión. Como consecuencia, pueden existir pérdidas de orina o dificultades a la hora de tener relaciones sexuales.
Es el conjunto de músculos que cierra la base de la pelvis y contiene los órganos pelvianos en su lugar y que puedan soportar las presiones intraabdominales. Estos músculos son cortos y van desde el pubis a las espinas ilíacas de los huesos de la cadera y hay otro un poco más grande e interno, el elevador del ano, que forma como una cesta que contiene a los órganos genitales internos y los intestinos.
Los varones tienen el piso pélvico cerrado, con un fuerte núcleo muscular en la base del pene, pero en las mujeres estos músculos están separados para permitir la anatomía de la vulva y el introito o salida de la vagina. Recordemos, además, que la uretra de la mujer es más corta y sale directamente por la vulva mientras que la del hombre es más larga y recorre todo el pene.
Los músculos del piso pélvico tienen la misma funcionalidad que el diafragma o la garganta, es decir, pueden contraerse voluntariamente o funcionar de manera automática cuando se requiere su trabajo.
El “diafragma” pélvico funciona de manera similar: si hay aumento de presiones en el abdomen se tensa y contrae solo, o bien, se lo puedo hacer funcionar voluntariamente como cuando quiero evitar orinar o defecar.
Ésto es muy importante, porque si no se lo entrena conscientemente no va a funcionar correctamente ante las distintas exigencias.
Conocés seguramente los ejercicios de Kegel, que son una manera activa y sencilla de fortificar esta musculatura, contrayendo y relajando la musculatura pélvica, también podés agregar “pesas” como cuando vas al gym usando las famosas bolas chinas, o bien, en casos más avanzados o cuando tu gine lo indique, hacer un tratamiento kinésico de rehabilitación con una técnica que se llama Biofeedback (siempre en manos de kinesiólogas especialistas.
Si los músculos del piso pélvico no son entrenados a conciencia, puede ocurrir que se debiliten y la ubicación espacial del útero, vejiga y recto se modifique, desciendan y pierdan la capacidad de contener orina o materia fecal y ésto es lo que llamamos prolapso o caída de los órganos pelvianos, pudiéndo devenir incontinencias de esfuerzo o urgencias miccionales, incontinencia de materia fecal o dificultades al tener relaciones sexuales como dolor o dificultades a la hora del orgasmo.